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La carga de la diosa en la versión original de Apuleyo

La carga o encargo original de la Diosa fue escrita por Apuleyo en su libro "El asno de Oro", y es la que sigue:

 

Yo soy madre y natura de todas las cosas, señora de todos los elementos,principio y generación de los siglos, la mayor de los dioses y reina de todoslos difuntos, primera y única gola de todos los dioses y diosas del cielo, quedispenso con mi poder y mando las alturas resplandecientes del cielo, y lasaguas saludables de la mar, y los secretos lloros del infierno. A mí sola yuna diosa honra y sacrifica todo el mundo, en muchas maneras de nombres.De aquí, los troyanos, que fueron los primeros que nacieron en el mundo,me llaman Pesinuntica, madre de los dioses. De aquí asimismo losatenienses, naturales y allí nacidos, me llaman Minerva cecrópea, ytambién los de Chipre, que moran cerca de la mar, me nombran VenusPafia. Los arqueros y sagitarios de Creta, Diana. Los sicilianos de treslenguas me llaman Proserpina. Los eleusinos, la diosa Ceres antigua. Otrosme llaman Juno, otros Bellona, otros Hecates, otros Ranusia. Los etíopes,ilustrados de los hirvientes rayos del sol, cuando nace, y los arrios yegipcios, poderosos y sabios, donde nació toda la doctrina, cuando mehonran y sacrifican con mis propios ritos y ceremonias, me llaman miverdadero nombre, que es la reina Isis. Habiendo merced de tu desastradocaso y desdicha, vengo en persona a favorecerte y ayudarte; por eso deja yaestos lloros y lamentaciones; aparta de ti toda tristeza y fatiga, que ya pormi providencia es llegado el día saludable para ti. Así que, con muchasolicitud y diligencia, entiende y cumple lo que te mandare. El día demañana, que nacerá de esta noche, nombro la religión de los hombres y lofestivo y dedico para siempre en mi nombre, porque apaciguadas lastempestades del invierno y amansadas las ondas y tormenta de la mar,estando ya manso para navegar, los sacerdotes de un templo mesacrificaban una barca nueva, en señal y primicia de su navegación. Esta mifiesta y sacrificio no la debes de esperar con pensamiento profano ysolícito, porque por mi aviso y mandado el sacerdote que fuere en estaprocesión y pompa llevará en la mano derecha, colgando del instrumento,una guirnalda de rosas; así que tú, sin empacho ni tardanza, alegre,apartando la gente, llégate a la procesión confiando en mi voluntad, yblandamente, como que quieres llegar a besar la mano al sacerdote,morderás en aquellas rosas, las cuales, comidas luego, yo te desnudaré delcuero de esta pésima y detestable bestia, en que ha tantos días que andasmetido; y no temas cosa alguna de lo que te digo, diciendo que es cosaardua y difícil, porque en este mismo monte que estoy aquí y me vespresente, apercibo asimismo y mando en sueños al sacerdote lo que ha dehacer en prosecución de lo que te digo, y por mi mandado el pueblo,aunque esté muy apretado, se apartará y te dará lugar; y ninguno, aunqueesté entre las alegres ceremonias y fiestas, se espantará en ver esta caradiforme que traes, ni tampoco acusará maliciosamente ni interpretará enmala parte que tu figura súbitamente sea tornada en hombre. De una cosa teacordarás y tendrás siempre escondida en lo íntimo de tu corazón: que todoel tiempo de tu vida que de aquí adelante vivieres, hasta el último términode ella, todo aquello que vives, lo debes, con mucha razón, a aquella porcuyo beneficio tornas a estar entre los hombres. Tú vivirás bienaventuradoy vivirás glorioso, sin amparo y tutela, y cuando vivieres, acabado elespacio de tu vida, y entrares en el infierno, allí en aquel soterraño medioredondo, me verás que alumbro a las tinieblas del río Aqueronte y quereino en los palacios secretos del infierno; y tú, que estarás y morirás en losCampos Elíseos, muchas veces me adorarás como a tu abogada propia.Además de esto, sepas que si con servicios continuos, actos religiosos yperpetua castidad, merecieres mi gracia, yo te podré alargar, y a mísolamente conviene prolongarte la vida, allende el tiempo constituido a tu hado.

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