Cómo examinar el poder interior
EL EXAMEN DEL PODER DE LAS PALMAS DE LAS MANOS:
Las palmas de las manos son centros de energía natural a través de los cuales usted puede dirigir poder. Mantenga las manos delante del cuerpo a una distancia aproximada de treinta centímetros, con las palmas enfrentadas. Cierre los ojos para favorecer la concentración y centre la atención en el espacio que queda entre sus palmas. Entre ellas hay un campo de energía de baja intensidad similar a la de dos polos opuestos de un imán puestos uno frente al otro. Como los imanes, las palmas de sus manos pueden atraer o repeler otras energías dependiendo de cómo las ponga a trabajar.
Sin abrir los ojos, junte lentamente las manos y comience a frotarse las palmas vigorosamente una contra la otra. Sienta el calor que generan. Este calor nace de la energía que está creando. Memorice la situación.
Al cabo de uno o dos minutos, vuelva a separar las manos. Ahora concéntrese en la sensación que pasa entre ellas cuando vuelve a acercarlas lentamente. ¿Puede sentir la resistencia que ofrece una a la otra? Está sintiendo la expansión del campo energético que ha creado proyectando hacia fuera desde sus palmas. Ha creado una tenue barrera natural a la energía de la otra mano. Memorice la sensación para poder estar seguro cuando repita esta práctica. Antes de dar por terminado el ejercicio, coloque las manos sobre el suelo, ordenando mentalmente que la energía excedente que generó salga de usted hacia la tierra. Nunca deberá permitir que la energía mágica no utilizada permanezca en usted o vaya a la deriva hacia algún otro lugar. Si esto ocurre, ésta podría operar contra usted, haciéndole sentirse agotado y descentrado. En casos extremos, esa energía puede provocarle angustia.
EL EXAMEN DEL OMBLIGO Y DEL PLEXO SOLAR:
Las zonas del ombligo y del plexo solar son importantes centros de chakras, dos de los siete centros básicos de poder que se alinean a lo largo del cuerpo. Estos centros fueron descubiertos hace muchos siglos en la India, y desde entonces han sido utilizados con éxito por brujos y hechiceros para proyectar poder, equilibrar el cuerpo y recibir impresiones píquicas.
El chakra del ombligo, localizado justo debajo del mismo, es uno de los chakras más poderosos en el cuerpo de la mujer. Los hombres tienden a trabajar mejor con el plexo solar, la zona a mitad de camino entre la parte inferior del esternón y la parte superior del ombligo. Con los ojos cerrados para favorecer la concentración, lleve las manos delante de su cuerpo desnudo con las palmas enfrentadas a la zona del chakra adecuado. Mantenga las manos a una distancia mínima de unos treinta centímetros respecto al cuerpo y centre su atención mental en esa zona.
Cuando esté preparado, lleve las manos hacia la zona del chakra y comience a masajear en pequeños círculos con ambas palmas. Siéntase despertando conscientemente ese centro de energía. Al cabo de unos minutos, aparte las palmas. Haga una respiración profunda y luego vuelva a llevarlas lentamente hacia la zona del chakra. Debería sentir la presión de la energía despertada empujando contra sus manos.
Puesto que los chakras son centros de energía mayores que los de sus palmas, puede jugar durante más tiempo con la energía que generó antes de que comience a dispersarse. Este es un buen momento para practicar la contracción y expansión de la energía, succionándola mentalmente hacia el chakra en una pelota tensa y luego expándiendola delante de su cuerpo a unos veinticinco o treinta centímetros de distancia. Pruebe esto varias veces, utilizando la mente para dirigir el proceso. Puede emplear las palmas para contribuir a empujar la energía hacia adentro y hacia afuera y también para ayudar a valorar su éxito.
Como se sugirió en el primer ejercicio, antes de darlo por terminado coloque ambas palmas planas sobre el suelo y expulse mentalmente la energía excedente que ha generado.
EL EXAMEN DE LA LLAMA DE LA VELA:
Encienda una vela ahusada y colóquela sobre una mesa u otra superficie plana, donde no haya ninguna probabilidad de que le afecte una corriente de aire. Para este ejercico no se usa una vela votiva, pues el recipiente de vidrio puede obstaculizar su capacidad para incidir sobre la llama. También deberá cerrar las ventanas, apagar los ventiladores de techo, los acondicionadores de aire y los calefactores para evitar las corrientes de aire en el interior del recinto.
Póngase de pie delante de la llama y, con los ojos abiertos, ordene a sus propias energías que se fundan con las de la llama. Esto puede visualizarse de la manera que prefiera. Puede visualizar su cuerpo físico fusionándose con el de la llama, la llama ardiendo dentro de usted o una mezcla de los cuerpos de energía sutil de usted y de la llama. Sea cual sea su elección, considere esta fusión como un sendero hacia la vela que le permitirá manipularla sin contacto físico.
Cuando sienta que ha establecido una conexión, ordene mentalmente a la llama de la vela que oscile como si usted hubiese utilizado la palma de su mano o los labios para enviarle una pequeña corriente de aire. Trate de visualizar esto como una corriente continua de energía que bombardea a la llama y como pequeñas explosiones de energía. En su caso, un método puede funcionar mejor que otro. También podría probar una visualización de esta energía como viniendo de una de sus zonas de chakras. A veces esto funcionará mejor que imaginar una mano o la boca enviando el aire, y también puede revelarle cuál de sus chakras está más desarrollado mágicamente.
A menos que estén a punto de declararse la octava maravilla del mundo, no espere que la llama se ponga a bailar para usted. Con la práctica observará una ligera oscilación de la llama en respuesta de su orden. Si ha eliminado todas las demás fuentes de corriente de aire y logra que la llama se mueva al menos la mitad de las veces que lo intenta, considere su experimento como un éxito.
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