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El enraizamiento como parte de la actividad diaria

Al llegarnos varios pedidos sobre la meditación del ENRAIZAMIENTO WICCA, la volvemos a reiterar:



Para realizarla, hay que encontrar un lugar tranquilo, sin ruidos que nos perturben, sin gente que pueda molestar... en suma, un lugar en el cual nos podamos sentir cómodos y relajados (para realizar esta meditación, es preferible hacerla en un lugar donde estés en pleno contacto con la tierra, pero si no puede ser, el suelo de casa estará bien, y si estamos en casa, podemos poner algo de música relajante, como es el sonido del mar, del aire... y un aceite de quemador con aroma a océano o pino va genial para esta clase de meditaciones)

 


Bien, nos hemos de situar en posición “flor de loto” (sentados con las piernas entrecruzadas, columna recta, manos en posición buda, o encima de las rodillas, y con los ojos cerrados) y dejar la mente en blanco durante un corto período de tiempo mientras compaginamos nuestra respiración para tranquilizarnos (inspirar durante 5 segundos, primero llenando la zona del diafragma y luego la parte del pecho de aire, aguantarlo 2 segundos y expulsarlo lo más lentamente posible y poco a poco), y lo haremos durante unos 5 minutos.

 


Después de hacer esto, visualizaremos como si de nuestra columna vertebral salieran unas raíces gordas, que se van bifurcando y haciendo más finas y pequeñas... hasta llegar a lo más pequeño que podamos visualizar y se extienden dentro de la tierra. Estas raíces son las encargadas de recoger toda la energía fuerte y positiva de la Antigua Madre Tierra y la llevan hasta el centro de nuestro cuerpo.

 

 

Al mismo tiempo, retiran de nuestro cuerpo todo topo de impurezas, todos los dolores, todas las negatividades (que podemos visualizar como una mancha negra, como crudo, petróleo) que va hacia la tierra y se neutraliza y se convierte en energía pura.

 

 

La que recogemos podemos visualizarla como una luz azul muy pura que nos invade y nos llena todo el cuerpo. Una sangre nueva que nos llena.

 


Después, visualizamos que, de nuestros brazos y cabeza salen unas ramas, grandes, largas y que contienen muchas hojas.

 

 

Estas ramas serán las encargadas de recoger el viento nuevo y purificado y los rayos del Dios o de la Diosa, para recargarnos, a la vez, de su pureza.

 


Visualizaremos que somos un sauce llorón porque, al tener las ramas en contacto con la Madre Tierra, crea un círculo que no se cierra, una perfección, un círculo que nos llena de toda la energía positiva del momento.

 

 

Respiramos hondo y visualizamos como somos todo luz, toda pureza, toda paz y tranquilidad.

 


Cuando creamos que ya estamos preparados y bien recargados, visualizaremos como las ramas y raíces vuelven a su estado inicial, se recogen y vuelven a formar el cuerpo de un ser humano.

 



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