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La magia del amor

¿Deseas que te amen?

¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.

 

E. A. Poe

 

Desde tiempos inmemorables, muchas personas han buscado el poder de la magia, para adquirir el dominio sobre las demás personas, superar las limitaciones humanas, poner a su servicio las fuerzas de la naturaleza y así, asegurar su satisfacción personal frente a las dificultades que la vida presenta a los seres humanos.

Buscando alcanzar el poder mágico, los alquimistas trataban de trasformar el plomo en oro. En vano intentaron descubrir la piedra filosofal que transmutaba los metales en oro y encontrar el elíxir de larga vida.

Todas las enseñanzas de la magia, de la alquimia, de la filosofía o de las religiones, son realmente simbólicas e igualmente valiosas, ya que todas, en el fondo buscan exactamente lo mismo... llegar a conectar el centro de Amor en los estudiantes, los discípulos y los fieles o devotos. Sin embargo, surge el fanatismo de la ignorancia del ser humano, como un proceso también natural.

El Amor es la ley superior de todas las leyes, es el centro al cual todas las demás fuerzas obedecen, es la radiancia de la luz que nunca puede dar sombra, es la luz dorada del padre que ilumina el universo desde el interior de los átomos. Su radiancia jamás puede ser apagada, pero la ignorancia construye capas tan densas que no dejan pasar la luz eterna del amor, igual a como las nubes no dejan pasar el calor y la luz del sol.

El secreto del mago es no ceder energía interna a los objetos, personas o situaciones externas, sino permitir que su energía alcance el nivel normal de radiancia y la frecuencia del centro de amor. Entonces, se une a su centro superior y actúa desde allí para sorprenderse el mago de como todas las fuerzas obedecen al amor, de que las Leyes Universales están a su favor y todas sus facultades latentes se van despertando paulatinamente, ante el poder irresistible del Amor. Realmente, éste era el propósito de la magia.

El trabajo del mago consiste en aprender a manejar su energía interna, frente a todas las situaciones del mundo externo, de tal forma que ningún evento o circunstancia llegue a alterar su perfecto equilibrio interno. De esta manera, el mago logra mantenerse constantemente conectado a su propio centro de amor y entra en resonancia con los niveles superiores del universo, y poco a poco va trascendiendo los niveles densos de la materia.



Para atraer el amor (no a una persona, pues iríamos contra su libre albedrío, por eso los "amarres" representan lo más bajo de la magia negra), se puede escanciar hidromiel en un esbat, consagrar y usar cuarzo rosado, prender velas rosas y aromatizar con rosa y jazmín.

 


Los dioses son favorables a las intenciones puras, los amarres, ataduras, y otro tipo de prácticas no tienen nada en absoluto que ver con la wicca.

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