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Himno a Diana


Reina y cazadora, casta y hermosa,
ya el sol se ha acostado a dormir,
sentada en tu silla de plata,
el estado en la manera habitual guarda.
Héspero implora tu luz,
diosa excelentemente brillante.

Tierra, que tu envidiosa sombra
no ose interponerse;
la reluciente orbe de Cintia la hicieron
para aclarar el cielo cuando se cerrase el día:
bendícenos con la vista deseada,
diosa excelentemente brillante.

Deja el arco de perla a un lado,
y el carcaj reluciente como el cristal;
dale al ciervo que huye
espacio para respirar, por corto que sea:
tú que haces día de la noche,
diosa excelentemente brillante.

 

Ben Jonson

 



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