La wicca chamánica
Aún cuando no todos hacen uso de ellos, un gran número de practicantes Wicca ha recurrido a técnicas chamánicas basadas en la hipótesis Gaia; es decir, viendo el ecosistema planetario como una unidad, una entidad viva compuesta por infinidad de formas de vida diferentes, la supervivencia de las cuales depende mutuamente. Nada hay de revolucionario en esta idea; la encontramos en la mayoría de las sociedades “primitivas” así como en la mayoría de teologías chamánicas. Si el mundo es un ser viviente nosotros formamos parte de este organismo al mismo nivel que las bestias, las plantas, los hongos, los árboles y las piedras. Por esto podemos considerar cualquier forma de vida que encontremos como una extensión de nosotros mismos (y a la inversa), aspectos de un yo inmenso pluripersonal que incluye todas las “células” participantes en este único Gestalt. Bien entendido, la principal aplicación es que todos los seres vivos tienen una íntima relación entre si. Confirmando lo que dicen las nuevas investigaciones del código ADN, esta afirmación no tiene tanta relación con la religión como con la biología. Así la interacción de una forma de vida con otra puede ser comprendida como un “punto de comunicación” del yo con el yo. En el interior de este gran conglomerado de energía, cada forma de vida está especializada en una tarea específica, tanto por ella misma como por la biosfera y el todo depende de la cooperación inteligente y equilibrada de todas las entidades. En la visión global del chamanismo, el espíritu individual está organizado de manera natural, tal como el ecosistema. En efecto, muchos son los que creen que el espíritu y el ecosistema se reflejan y se influencian directamente el uno al otro, como en el caso de la comunidad que se reúne para rezar y bailar con el propósito de aumentar la cosecha o hacer acción de gracia. En el modelo chamánico, las “partes del espíritu” o dioses, espíritus y energías elementales aparecen de manera natural. Están organizados y simbolizados por las formas de la naturaleza, que aparecen como los “dioses” o espíritus de los animales, las plantas, los hongos, los cristales, las rocas, los ríos, los lagos, las montañas, los bosques, etc. La jerarquía chamánica de los “componentes del espíritu” incluye así mismo figuras antropomorfas como los Ancestros, los Guardianes de la Tribu, y bestias míticas como dragones, unicornios y arañas de cristal. En este sistema el espíritu de un animal o un aspecto de la naturaleza se refiere a una parte precisa del espíritu profundo – una parte generalmente oculta aunque sea activa y dinámica. El “espíritu” de un lobo será un feroz y hábil cazador de alimento. El espíritu de un árbol será más pasivo, mientras que el de una roca podrá ser bastante más simple, firme y persistente, que tu mismo, en tanto que producto del “mundo moderno” tendrás problemas para encontrar las palabras que expresan el sentido a tu espíritu. Como hemos dicho, para el chamán, el mundo natural ( exterior) y el mundo mental (interior) están intrínsecamente relacionados. Por ejemplo: al atardecer un cuervo grazna en la cima de un álamo, justo antes de volar hacia el norte; esto contendrá para el chamán una información específica. Esta cadena de acontecimientos creada por el cuervo, el graznido, el álamo, el atardecer y el norte, forman un símbolo específico del espíritu profundo del chamán. Para el practicante de Wicca Chamánica el mundo está lleno de estos acontecimientos significativos que llegan cuando EL GRAN ESPÍRITU habla a través de la naturaleza. Es probable que ni el cuervo ni el álamo sean concientes del mensaje que están invocando en el chamán, pero esto no es tan importante mientras el mensaje sea válido. El mismo principio de validez de respuesta es central en todo trato relacional con los espíritus de la naturaleza. Cuando empleamos metáforas como “dioses”, “espíritus”, “elementales”, no estamos describiendo una realidad concreta, ni racional, sino una serie de modelos mágicos y sicológicos que pueden o no servir para explorar lo desconocido. La efectividad de estos mismos modelos depende de nuestra manera de emplearlos y del nivel de compenetración establecido. Evidentemente, es muy difícil investigar con el fin de saber si un determinado espíritu de la naturaleza es una alucinación significativa producida por nuestro propio espíritu o si tiene una existencia propia e independiente. La realidad es que cuando cernimos la cuestión en un contexto de sí o no”, ella es simplemente limitada en exceso. Las dos explicaciones tienen sus defectos. La verdad es que el plano (astral) chamánico del cambio de energía va más allá del rudimentario “sí o no”, modo humano de pensar que se extiende hacia la masa de poder natural expresada como “los dos, ninguno, puede ser” y que rebela que nuestras auto-descripciones son artificiales y limitadas – El Yo esencial, mi Yo, todo Yo, ningún Yo extendidos por todas partes. El chamán Wicca intenta mantener siempre el contacto con los diversos espíritus guardianes. En los trabajos mágicos, El / Ella permite al espíritu despertarse y asumir el control. En un estado de “posesión- trance” el espíritu actúa a través del cuerpo y de las emanaciones etéricas del individuo revelando en él las cualidades desconocidas de la Naturaleza. En un contexto de modelo psicológico, se puede decir que el chamán a abierto o desarrollado las puertas hacia las diferentes partes del subconsciente permitiendo de esta manera actos “milagrosos” como la sanación, mientras que la conciencia normalmente no puede. En este sentido, el espíritu conciente ha sido condicionado para echarse a un lado y ceder el control a las energías más ancianas y profundas. Algunos lectores se sentirán inquietados por el término “posesión” empleado más arriba. Yo no intentaré defender la semántica del término y me contentaré con decir que aquel que nos posee en un Ritual no es otro que una de las máscaras del Yo Esencial. Louis Martinae ha expresado perfectamente la naturaleza de la posesión en una edición del Cincinnati Journal Of Ceremonial Magick en 1989. Escribió: “La posesión por Loas, demonios, ángeles, etc. no es el centro de la cuestión. Aquello contra lo que nosotros luchamos más, es la posesión conocida bajo el nombre de Personalidad. Según el nivel al que nos identificamos con nuestras personalidades, estamos poseídos por estas definiciones del yo llenas de límites.” Muy a menudo, aquello a lo que las gentes tienen mayor miedo en la posesión ritualizada es de la debilitación de su control sobre la personalidad del yo. Esta puede ser una estrecha jaula, pero al menos es familiar! La posesión ritualizada es una manera de romper y liberarse de los confines de una personalidad profundamente enraizada. Para el chamán, las posesiones de los dioses, de los espíritus y de las energías elementales son amistosas. Ellas participan en el círculo para ayudar en el trabajo, participar en las festividades naturales, ofreciendo al mismo tiempo conocimientos de lo desconocido. Una vez comprendido de manera adecuada, incluso los atavismos animales pueden resultar deseables y constructivos. El Espíritu Salvaje del Jabalí, por ejemplo, tiene gran habilidad para detectar aquello que está oculto, escondido en la tierra (y aún no manifiesto). El Espíritu Serpiente encuentra generalmente su hogar natural en los túneles interiores y puede emplearse para regular los flujos y reflujos de energías o extirpar los venenos ocultos. El Perro Silencioso o el Lobo de Wotan (en una idea similar a el del Anubis egipcio) ofrecen al chamán el acceso a un mundo de sueño e imaginativo inaccesible a la conciencia humana. Las artes marciales ofrecen una visión contrastada con los atavismos animales y el trabajo del chamán. Los estilos de combate contemporáneos han evolucionado a partir de las ancianas prácticas taoístas de “transformarse en un animal y descubrir su poder”. WuShu incluía las acciones, el comportamiento y la capacidad de percepción de bestias tales como el dragón, el tigre, la serpiente, la pantera, el águila, el ciervo, la araña, la tortuga y muchos otros. En un periodo anterior, el chamanismo Taoísta enseñaba al novicio como evocar estos animales y como vivir a través de ellos en cuerpo y espíritu. A partir de estas bases se desarrollaron cientos de estilos diferentes de combate. Actualmente las artes marciales se han convertido en cualquier cosa demasiado técnica y el placer de la conciencia animal ha sido olvidado por muchas escuelas. De igual manera, la conciencia animal chamánica ha sido igualmente olvidada en Europa. Aquello que perdura del animal guardián sagrado es una imagen distorsionada de relatos históricos de brujas con sus espíritus familiares: los sapos, los gatos, las lechuzas, los cuervos, etc. Y las patéticas leyendas de transformaciones licantrópicas del hombre-lobo y otras criaturas semejantes. Muy afortunadamente, gracias al resurgimiento y al interés por los aspectos chamánicos de la Wicca, estas energías ancianas del Yo Esencial reciben de nuevo la Fuerza del Despertar y nos inspiran el ritual, la sanación, la adivinación, la música, el arte y la danza.
(Texto de Robert Whitmore)
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