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Las noches largas

Cuenta Walter Otto que en los tiempos de Julio César, Sosígenes de Alejandría lo instruyó en los ritos de la Luna de las Noches Largas. Se decía que no había noches más poderosas que las de esta luna, y que bañar el rostro en su luz bien valía el frío que se tomaba. 

Una Grilla ubicada en el Campo de Marte, grilla que ahora se puede ver en Lucina, era el lugar de culto, donde el emperador ubicaba una ofrenda para que esta luna protegiera a su imperio.

 

Este relato puede ampliarse con la bibliografía de Paul Zanker.

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