Ostara en el hemisferio sur

La celebración del equinoccio de Primavera se llama Ostara para la wicca. Existe mucha bibliografía para el hemisferio Norte, y se corre el riesgo de usar las mismas correspondencias pero he aquí que las hierbas, piedras, árboles, u otros elementos naturales citados en dicha bibliografía, son muchas veces imposibles de conseguir en estas latitudes. 

Los días y las noches son iguales en duración, dada la posición relativa entre la tierra y el sol, y el punto de equilibrio ocurre este año el 22 de septiembre aproximadamente a las 14:49 hs. Es costumbre celebrar Ostara entre el 21 y el 23 de septiembre. 

Las correspondencias no solamente nos ayudan a hacer magia sino también, en el caso de los sabbats o en los esbats, a realizar ofrendas, adornar el altar, darlas a los dioses en agradecimiento, o para festejar la estación o la luna en la que estamos. Por ello lo más conveniente es no ajustarse en estas fechas a las listas de correspondencias que se han incorporado a nuestra tradición desde otros lugares, sino ir registrando, estación por estación, que plantas y árboles encontramos, y también según el lugar, de qué piedras disponemos, y luego sí, cotejarlas con un libro de confianza para ver sus usos.

En las creencias de los pueblos originarios mesoamericanos (y también en el Japón), existe una fuerte asociación con la època de siembra primaveral y el conejo. El conejo es un animal reconocido por su alto grado de fertilidad, pero también se ve una forma velada de conejo en la cara visible de la Luna. Los huevos, que se suelen hacer de chocolate, también son un símbolo de la época, como las flores (las que encuentre el lector en el lugar donde viva), y los primeros brotes de los árboles.

 

Para festejar Ostara podemos tomar el caldero, o un cuenco o recipiente limpio, y un puñado de semillas o granos, que se suelen encontrar en viveros o en tiendas de comida naturista, y elegir a buen precio, aunque debemos recordar guardar granos y semillas que podamos recolectar en Mabón o Lammas, de nuestras propias plantas, o de una plaza o parque.

A cada una le daremos el caracter de un proyecto que vayamos a emprender, no solamente proyectos personales, sino proyectos para el planeta, para la Madre Tierra que comienza a surgir con todos sus dones. Trabajo, estudio, mejoras en el hogar, con nuestras relaciones, causas ecológicas, como la defensa de una especie animal en peligro... Podemos proyectar cambiar un hábito, dejar iras y enojos, ser más felices con lo que tenemos... Y a cada una la vamos poniendo en el caldero, meditando sobre esta posibilidad que tenemos de un nuevo comienzo. Si no tenemos jardín en casa, las llevamos luego a un parque, o a una plaza, o cualquier lugar con tierra.

El dios y la diosa se reencuentran en su etapa adulta. El dios, señor de la fertilidad tanto natural como espiritual, es representado como Cernunnos, Pan... su cornamenta, como en los animales, representa este atributo de dios fértil. Se llega al cabo de Ostara a la fiesta de la fertilidad, que es Beltane.

 

 

La diosa viene como doncella, como Eostre, y como Perséfone, a traer alegría y colores a la Tierra.

No debemos olvidar que los sabbats son fiestas del dios y la diosa, pues algunas tradiciones hacen marca en la diosa solamente, perdiendo el equilibrio y el sentido primordial de la Wicca, que es el complemento entre uno y otro. Asimismo, todos, hombres y mujeres, encontramos tanto al dios como a la diosa en nuestros espíritus. Es por ello que cualquier tipo de discriminación es absurda y repudiable en este camino.

 

Una meditación para esta estación se puede hacer pintando espirales con distintas técnicas: el espiral, símbolo del eterno renacimiento de la tierra, es también un amuleto poderoso de protección, pues nos permite renacer ante las dificultades. Podemos pintarlos, dibujarlos, armarlos con técnicas de collage, con flores y hojas, y meditar cada día sobre ellos, cómo vamos dejando atrás, en la espiral de la vida, aquello que nos daña, y a la vez, vamos hacia adelante fortalecidos.

En este Ostara traigamos nosotros también los dones de los dioses: fertilidad, comenzando proyectos artísticos, un nuevo estudio, un nuevo jardín; y alegría, reuniéndonos con la naturaleza y equilibrándonos, dejando entibiar nuestros corazones.