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La letanía de Ra, tercera parte

 

En el techo el texto que sigue invoca al Unido e iguala a los muertos con su ba y cadáver. Esta es una sección muy importante de la composición tanto por la manera en que se inserta como por su contenido. Aquí, hay una observación sobre la recitación que hace referencia a las formas de los dioses y a las ofrendas que requieren. Después, el rey difunto ofrece un discurso dirigido a los "dioses que están en el Occidente". Él les dice que "Yo soy uno de vosotros", y se identifica después de eso con el dios del sol, con quien comparte el triunfo "sobre todos sus enemigos en el cielo y en la tierra".

Figuras 53, 55, 57, 60 y 62 
Tumba de Siptah (KV 47)
Foto: Francisco López

La cuarta es una letanía corta, que consiste en tres versos dobles, y en la que Ra y Osiris saludan y extienden sus manos uno a otro. Con la energía de suba, Ra desplaza la oscuridad, permitiendo que el Más Allá vea mientras que el difunto busca la renovación de sus ojos y el regreso de su corazón.

La quinta Letanía consiste en ocho versos dobles. Aquí, "Tu has ordenado para mí, como (para) Ajty", es una invocación general del cuidado del dios. Después, hay un rezo que pide la salvación de los malvados en el Más Allá, incluyendo sus calderos, sus trampas y sus hornos, porque "Yo soy Ra".

Después de una descripción del aspecto majestuoso del dios como ba con la petición, "Oh Ra, ven a mí, Oh guía" y algunas otras identificaciones y diálogos con el "cansado del corazón" en el Más Allá, hay una sexta letanía que contiene quince versos dobles. Aquí encontramos la representación de una diosa pelícano, quizás representando la encarnación de Nut, la diosa del Cielo, que se concibe para cuidar de los difuntos. Ahora el difunto hace su aparición en todo el esplendor del dios del sol.

Cinco versos dobles constituyen la séptima letanía en la que la frase "Verdaderamente tú me has hecho ascender" aparece seguida de por el "Miembro Apoteosis". En esta Letanía, los miembros del rey muerto son deificados igualando cada parte de su cuerpo con un dios, permitiendo así que los difuntos lleguen a ser "enteramente un dios". Luego, el rey aparece como el hijo del dios y recibe órdenes de él. Ahora, en un doble papel, como Ra y como Osiris, se vuelve a los que residen en el Más Allá, a los que "se les provee de ofrendas". Esta sección termina con el regocijo de la octava Letanía, el "Salve, bien conducido...".

La composición termina con una oración al reino de los muertos como el "Occidente" en la novena letanía donde hay una identificación final del rey difunto como Ra. Hacia el final hay una vieja fórmula donde el ba pertenece al cielo y el cadáver a la tierra, con la frase adicional "entre los dioses".

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