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Mabón y Ostara: los misterios de la muerte y la vida

El tiempo de los equinoccios- Mabón y Ostara- implica una preparación para conocer el misterio de la vida y la muerte que se celebra en Samhain y Beltane. Los misterios Eleusinos fueron la clave en el mundo antiguo para preparar al iniciado en el conocimiento de la renovación de la vida.

El dios, en su forma de grano, de trigo, de maiz, de alimento, transita en Mabón la última etapa de su vida. Muchos autores wiccanos provenientes del cristianismo asocian este paso con un sacrificio, pero aquí no hay cruces, no hay sangre, no hay dolor: simplemente hay cosecha. La muerte del dios no es un camino tortuoso, sino una fiesta.

No hay patíbulo, nuestro dios no muere para luego resucitar en una criatura fantasmagórica, sino para volver al vientre de la diosa, y renacer.

La vida y la muerte son transiciones que deben ser meditadas y estudiadas por el wiccano. Dice el autor Albert Hoffman sobre los misterios de Eleusis:

 

 

"Un día, cuando Perséfone, hija de Demeter, estaba recogiendo flores en los pastos, fue abducida por Hades, dios del mundo subterráneo. Su madre la buscó en vano, finalmente sabiendo, gracias a Helios, que había sido abducida. Seriamente apenada, Demeter se encontraba sola en el Olimpo, ya que incluso averiguó que su esposo, Zeus, estaba implicado en el rapto.

Vestida como una simple mujer entre los mortales encontró morada en el palacio del Rey de Eleusis, Keleos, y su mujer Metaneira. En gratitud por su amable hospitalidad, Demeter fundó un templo en Eleusis tras revelar que era una diosa. Para castigar a los dioses del Olimpo por la abducción de su hija, Demeter hizo que muriese toda vegetación sobre la tierra, amenazando a la humanidad con su extinción. Los dioses temían no obtener más sacrificios y oraciones de los mortales e imploraron a Demeter que devolviese la fertilidad a las tierras. Esta petición no fue satisfecha hasta que Zeus ordenó a su hermano Hades, del mundo subterráneo, a devolver Perséfone a su madre. Madre e hija volvieron a El Olimpo, pero desde entonces Perséfone tenia que pasar un tercio del año con su esposo en el mundo subterráneo. Cuando lo hacia, el invierno reinaba sobre la tierra, cuando Perséfone volvía a la Tierra en primavera, el mundo vegetal despertaba con flores y frutos nuevos.

Antes de que Demeter volviese al Olimpo, dio a los reyes de Eleusis, Keleos y Triptolemus, instrucciones para celebrar los ritos en su templo. Estos eran preceptos secretos, misterios para ser guardados. Divulgarlos o profanarlos podía ser castigado con la muerte. Apreciando el propicio final del drama de Eleusis, Demeter dio a Triptolemus, el primer iniciado de Eleusis, una rama de trigo y encomendó instruir a la humanidad en la agricultura.

El culto a Demeter y Perséfone en Eleusis, que inicialmente tenia un mero interés local, pronto comenzó a ser una parte importante en la ciudadanía ateniense, llegando incluso a convertirse en una institución pan-helénica de importancia universal durante el imperio romano. Su carácter como institución pan-helénica fue designado en 760 ac, en la época de la quinta olimpiada, cuando el Oráculo de Delphi llamó a los griegos a hacer sacrificios en honor a Demeter de Eleusis para librarse del hambre que asolaba Grecia en aquellos tiempos.

¿Cuál era el mensaje revelado en Eleusis, un mensaje que transformaba el culto en el misterio mas influyente y espiritualmente más significativo de la antigüedad? Esta pregunta no se puede responder con detalle, ya que el velo del misterio, mantenido por un estricto mandato de silencio, nunca fue levantado tras el paso de los milenios.

Tan solo podemos obtener una idea de los Misterios y su significado espiritual examinando el testimonio de grandes iniciados. No se puede hablar de una nueva religión en Eleusis. Esto quedaría descartado ya que los iniciados, al volver a sus tierras tras los misterios, permanecían fieles a sus religiones autóctonas.

Mas bien, los iniciados debieron recibir enseñanzas sobre la esencia de la existencia humana y el sentido de la vida y la muerte. Se conocen oraciones de los Misterios, ofrecidos por los iniciados a Mnemosyne, la diosa de la memoria, implorándola a que despertase y mantuviese viva en la memoria la sagrada iniciación y que la iniciación persistiese iluminando su vida y experiencia transformativa.

Participar en los Misterios era una experiencia que no se puede entender examinando únicamente su apariencia externa, ya que evocaba alteraciones en el alma del iniciado. Esto es evidente en el testimonio de los iniciados más famosos. Así hablaba Píndaro de la bendición eleusina:

Bendito es aquel que, habiendo visto estos ritos,

toma el camino bajo la tierra.

Conoce el final de la vida,

así como su divino comienzo.

Cicerón también atestiguó sobre el esplendor que iluminó su vida:

No solo hemos encontrado ahí la razón para vivir más alegremente

sino también que podemos morir con mayor esperanza.

Los iniciados a menudo experimentaban en visiones la congruencia del principio y el final, de la vida y la muerte, la totalidad y el eterno campo generativo del ser. Tuvo que haber sido un encuentro con lo inefable, un encuentro con lo divino, y solo podía ser descrito con metáforas. Es sorprendente que la experiencia eleusina es descrita una y otra vez en antítesis: oscuridad y luz, terror y beatitud."

 

(para leer más: http://dokushovillalba.blogspot.com/)

 

Los misterios de Mabón y Ostara nos inician en el conocimiento profundo de la existencia. Celebremos la vida y la muerte como parte de un todo que se renueva, como parte de los dioses.

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