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Las siete hierbas del solsticio de verano

Las siete plantas sagradas de la mágica Noche de Litha son (más información en el libro MAGIA CELTA de Conway: 


salvia, aquilea milenrama, crisantemo de los prados, hiedra terrestre, rusco, artemisa e hipérico

La salvia tiene su nombre que procede del latín salvare (salvar), por sus virtudes curativas, pues es la planta de la longevidad por antonomasia. Se cuenta que existen ejemplares de esta planta que se vinculan a una determinada persona, floreciendo o marchitándose según la suerte de ésta.

La milenrama, también llamada aquilea por el héroe griego Aquiles, que curó con ella las heridas de Télefo, rey de Misias, es cicatrizante y comestible en ensaladas cuando está tierna. Es usada por las brujas asturianas, las cuales se preparan infusiones de esta planta para potenciar sus poderes adivinatorios.

El crisantemo de los prados tiene las raíces comestibles, y sus hojas picadas sirven para aromatizar dulces. Da una flor blanca grande y solitaria, apreciada para adornar las coronas. Simboliza el Sol, la perfección, la inmortalidad.

La hiedra terrestre es medicinal y comestible. Se usa triturada para invocar a determinados espíritus de la naturaleza. Crece en bosques frondosos caducifolios, y se desparrama por los suelos, dando flores con forma de embudo y color violeta pálido. No se debe confundir con la hiedra trepadora, cuyas flores son de color verde amarillento, y sus bayas negro azuladas son venenosas.

El rusco, derivado del latín bruscus y del celta beuskelen, forma unas extrañas matas de color verde lustroso, con unas bayas encarnadas comestibles pegadas al tallo. La rareza es que sus hojas elípticas y puntiagudas, son en realidad tallos ensanchados y aplastados. Los brotes jóvenes del rusco, forman unos vástagos con un penachito de hojas en su punta de sabor algo amargo, pero más nutritivos que los espárragos. Con las semillas de las bayas, molidas previamente, se puede preparar una infusión diurética. 

La artemisa, dedicada a la diosa griega Artemisa, hermana de Apolo, llamada por los romanos Diana Cazadora, es una planta medicinal especialmente indicada para las molestias de la mujer. Se usan sus tallos como infusiones. Con ella se trenzaban figuras antropomorfas como protección mágica en las puertas de las casas, y se fabricaban flechas para lanzarlas a los cuatro puntos cardinales, a modo de conjuro contra los malos espíritus. Las curanderas usan sus hojas contra las picaduras.

El hipérico (de Hiperión, nombre griego del dios Sol) o hierba de Balder o de san Juan es una planta de flores amarillentas que crece en las laderas de los montes asturianos. Es precisamente su color dorado el que la vincula especialmente con el Sol, y por ello, la noche ideal para su recolección es la del solsticio de verano, pues es en ella cuando la fuerza solar está en su apogeo.

Todas estas plantas han de ser recogidas en la noche de Litha, disecadas y guardadas en frascos herméticamente cerrados para su uso durante el resto del año. 

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