Ejercicio de meditación
Si buscamos los orígenes de la meditación, tenemos que remontarnos unos 5.000 años. El término meditación viene del latínmeditatio y describe la práctica de un estado de atención concentrada. Pese a que en principio existe una fuerte asociación entre la meditación y las culturas orientales, lo cierto es que existen representaciones en el arte occidental que muestran que la meditación no es ajena al mundo occidental. Podemos encontrar diferentes formas de meditación en muchas religiones y en diferentes épocas históricas.
La meditación puede tener diversos objetivos, religiosos o de salud, que no tienen porque ser excluyentes. Pese a que en la cultura occidental se tiende a realizar una diferenciación entre meditación asociada a la salud y contemplación asociada a la religión, esta diferenciación pierde un poco el sentido en las culturas orientales.
La meditación aporta beneficios a nivel físico, espiritual y mental, ayuda a mejorar la inteligencia emocional y a reducir el stress. Así, algunos beneficios de la meditación regular son dominar la mente, distanciarse de los problemas y tensiones, cultivar las capacidades psíquicas y ahondar en aquellos aspectos filosóficos o religiosos que se desee.
La meditación es escuchar al Yo Interior, abrir la puerta al crecimiento y el progreso espiritual.
A continuación voy a presentar una sencilla meditación que puede servir para comenzar. La meditación será más fácil a medida que se practique. Sin embargo, al principio, desde mi experiencia, creo que es conveniente empezar con unos ejercicios sencillos.
La postura es importante para dejar fluir la energía durante la meditación. La postura ha de ser confortable y firme, no en necesario adoptar una postura concreta ni complicada, basta con una silla donde sentarse, pero la columna ha de estar recta y ambos pies han de mantenerse plantados en el suelo. Los brazos han de estar apoyados, si es en una silla puedes apoyarlos en los reposa-brazos, sino puedes apoyar las manos en las rodillas. El sitio que elijas ha de ser lo más silencioso posible y has de elegir un momento donde no vayas a ser interrumpido ni tengas que estar pendiente de la hora.
Inhala y exhala aire profundamente, manteniéndolo unos segundos cada vez, cuatro veces. Durante esta sencilla meditación centra la atención en el tercer ojo o sexto chakra. Vete relajando cada parte de tu cuerpo, centrado la atención en cada parte de forma individual. Al terminar, fija tu vista hacia arriba y al exterior, “por encima de todo”. Así te alineas con tu conciencia superior y con el mundo más allá de lo físico. Abandona mentalmente el mundo inmediato y materialista para abandonarte a tu Yo Superior. Déjate llevar por lo que veas en tu mente, siempre avanzando hacia arriba, hacia adentro, hacia el infinito. Una vez terminado el ejercicio, comienza a tomar consciencia otra vez, pasando por cada parte de tu cuerpo y reactivando cada parte, de forma inversa al comienzo de la meditación.
Este sencillo ejercicio te facilitará poder realizar ejercicios en un futuro más complicados y de mayor duración. Es mejor empezar poquito a poco que de un atracón y sentirse frustrado por no poder mantener la atención.
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